Mientras se arrancaban la ropa en la oscuridad, velas se encendieron en toda la habitación. Y aunque la penumbra se desvanecía, ella sintió temor.
—Está bien, sólo es un pequeño truco de magia. — Dijo él. Y la tranquilizó con un beso. — Vamos cariño, cierra tus ojos.
Ella confió y cerró sus ojos al tiempo que él se convertía en una bestia horrible.
Esos ojos, nunca se abrirían otra vez.
FIN..
L.D.