La Cruz

Subí a la cima pensando en lo que me habías dicho ayer, que no te podía regalar el cielo porque el cielo no me pertenece. Lo tomé como un reto, agarré las nubes y las metí en un frasco, sin saber que no era un hurto sino un intercambio y que al bajar no te encontraría ya con vida. Esa cruz es nuestra.

Sobre las almas

En mi pueblo hay un río donde las mujeres lavan sus almas sobre las rocas, los hombres no se atreven a ir porque no son tan valientes, limpiar almas es cosa de mujeres...

Felipe se confesó con el padre Rodolfo y éste le dijo que mejor se lo contara a  María, no hubo padres nuestros esta vez. Al cabrón le costó trabajo, pero le dijo con voz ahogada "María, mija... bueno, es que..." La María nomás lo vio y le contestó que ya sabía todo "Te cogiste a la Jacinta..." Felipe vio el suelo por media hora, María se veía tranquila, acababa de llegar del río, siguió tendiendo la cama.

Tren a París

Ricardo saltó frente al trén de las 8:15, como juró que haría en aquella carta si Gabriella no estaba a su lado para partir juntos a París.

Gabriella llegó media hora antes a la estación, oculta detrás de la taquilla sólo quería ver cómo Ricardo cumplía su promesa.

Mi válvula de escape.

Relatos sobre el espejo es un blog dedicado a la expresión, simple y llana. Es experimento, es terapia y es placer. La métrica, la riqueza literaria, los recursos, pasan a último término cuando se trata única y sencillamente del escape. Mi objetivo es compartir mis fantasías, mi ignorancia, mis fetiches; con el noctámbulo, el insomne, el que fue traído hasta aquí por nada más que su curiosidad vaga o su ocio tenaz que se niega a ser exorcizado.

Escribir aquí es perder el pánico escénico, es buscar más a fondo una idea, una palabra, un sinónimo. Es aprender y desaprender. Pulir los vicios y filtrar emociones. Éste blog para mí es: el humo de tu cigarro, tu copa vacía; es el domingo por la tarde y la noche anterior. Es el momento de calma donde las hojas secas apenas se escuchan, es fabricar mis propios momentos sin los límites que la realidad impone. Este blog es mi viejo y vil desahogo.

Malos hábitos

No he vivido tanto, pero a mis diecinueve años éste ha sido el mejor sexo de mi vida, una auténtica cátedra. No sé si todo lo aprendió con los años, o nació iluminada; la forma en que se mueve, la succión húmeda y tibia... va más allá del cuerpo y de la carne, que por cierto, su carne es lava ardiente.

Vestal

Fue en 1920 cuando la imagen angelical de Clara se tatuó en las pupilas de su primo. Habían pasado veranos juntos, pero fue hasta su más reciente visita que la niña fastidiosa de doce años, se convirtió en un encantador sueño de diecisiete. Fresca y dulce, tortura con su sola presencia al novel Adrián que lucha por ocultar sus recién nacidos instintos.

Él, obsesionado, la sigue a cada paso, la sueña y la cela desde el primer día; repasa en su mente cuando la ve jugar en el jardín y se inclina a besar las flores, dedicando una complaciente reverencia al espía que ve un suave vapor emanar de su delicado escote. Por las noches ella escapa de sus padres, sus tíos y del asedio de su primo quien solo la ve caminar y perderse; éste la imagina acompañada y se retuerce de furia; desconfía de sus hermanos, de la servidumbre y sobretodo de Raúl, el repugnante capataz que se relame los labios cuando la precoz escultura se pavonea frente a él; como si quisiera contarle un secreto guardado bajo la ropa.

A la séptima noche Adrián se rinde ante la paranoia; se arma de valor y sale a la caza furtiva del ángel de cabello bermejo y su amante anónimo. Se hace el fuerte y cruza la hectárea de penumbra que separa la casa de las caballerizas; indaga en la parte trasera del establo y ve un orificio en la vieja madera; la diminuta ventana escupe una línea de luz que baila sobre los árboles y lo invita a mirar. Bien sabe él que este juego está perdido y que, lo que verá derrumbará su pequeño mundo pero, ¿Quién tiene sensatez a los doce, cuando el amor no nace en el corazón sino al sur de la cintura? Masoquista como todo enamorado, cede ante la duda; tembloroso se inclina y pone una ojo en la mira; todo se ilumina frente a él y lo que ve lo espanta y lo fascina.

En aquellas ruinas...

En aquellas ruinas vive Aquiles, dicen que él sabe todo sobre la última guerra y vio cuando la niebla azul mató a medio mundo. Es viejo, aunque no lo parece, simplemente no envejece. La gente sube la montaña para verlo, aún cuando saben que no les resolverá duda alguna. El General Hernán le corto la lengua y las manos cuando la resistencia cayó en Río Vivo. Lo dejó en el campo y los buitres le sacaron los ojos. Paulino, el muchacho que tuvo la Socorro con el padre Lorenzo lo arrastró y lo llevó al cerro pa' curarlo, al otro día Paulino le dijo a Socorro que se iba del pueblo, como si tuviera que cumplir una misión. Dicen que Aquiles mandó a Paulino a buscar gente, pero ya hace veinticuatro años de aquel día. Ya la pobre Socorro murió de pena siempre culpando a Aquiles y hasta dejó huérfano a otro de sus Lorencitos. El general Hernán lleva tiempo de muerto, al final se volvió loco, nunca puso un pié en las ruinas del cerro, no pudo soportarlo, era secreto a voces en el pueblo que él sabía que allí vivía Aquiles, su padre.

Fin.

L.D.