20 de julio de 2015

Sobre las almas


En mi pueblo hay un río donde las mujeres lavan sus almas sobre las rocas, los hombres no se atreven a ir porque no son tan valientes, limpiar almas es cosa de mujeres...

Felipe se confesó con el padre Rodolfo y éste le dijo que mejor se lo contara a  María, no hubo padres nuestros esta vez. Al cabrón le costó trabajo, pero le dijo con voz ahogada "María, mija... bueno, es que..." La María nomás lo vio y le contestó que ya sabía todo "Te cogiste a la Jacinta..." Felipe vio el suelo por media hora, María se veía tranquila, acababa de llegar del río, siguió tendiendo la cama.

Felipe infló el pecho y salió al pueblo orgulloso como gallo de pelea. Tenía dos viejas, había ganado.

Al día siguiente agarraron a Joaquín, el esposo de Jacinta, borracho se iba a colgar en la loma, traía en un morral la cabeza de Felipe.

La María y la Jacinta todavía lavan en el río juntas, tienen sus almas bien limpias. El padre Rodolfo dejó el ministerio y María ahora sí ya puede juntarse con él y a Jacinta ya se le están borrando los moretones que Joaquín le marcaba casi todos los días.

En mi pueblo hay un río donde las mujeres lavan sus ropas sobre las rocas, ellas lavan almas sólo cuando es necesario. Los hombres no se atreven a ir, porque no son tan valientes. Limpiar almas es cosa de mujeres.