8 de abril de 2013

Aquella noche en el bosque



Bosque nocturno

No puedo mentirte, aquella noche en el bosque fue inolvidable. La luna, el fuego, la libertad, la inutilidad de la ropa. Los fetiches y el embriagante exhibicionismo.

Los besos sobre tu espalda, tus besos en mi cuello y las mordidas abundantes. Líneas de sangre sobre la piel, la daga atravesando la carne y tu aullido absoluto. Mis ojos al cielo, el dique rompiéndose e inundando la tierra con la blanca savia del éxtasis.

El desfallecimiento, nuestras espaldas en el suelo y tu mirada perdida. El ligero vacío en el pecho que llega luego de romper tabús.

La culpa, el miedo, la excitación a causa del miedo. El tambor en mi pecho que no cesa. El deseo, la negación y el entregarse a lo inaceptable. Tu cuerpo que se enfría y mi lanza que se yergue de nuevo sin mi consentimiento. 

Me abalanzo sobre ti con desesperación, te muerdo los labios. Es incluso mejor que antes, me hincho hasta el punto del dolor. Tu carne en mis uñas, las laceraciones, el secreto. El altar que levanté en aquel lugar al darme cuenta de que te amo más ahora.

L.D.