19 de abril de 2013

Amor de mausoleo

Amor de mausoleo-Amor gótico

Regresa el amor que me robaste en aquella cama de mármol,cuando la noche gritaba abiertamente que había muerto el pudor.

Regresa esos pétalos en tu espalda, de una ofrenda que adoptaste como tuya,
y te daré el bello recuerdo de una esquela con tu nombre.

Ámame vida, al pie de una cruz, rota por el peso de tu cuerpo,
en un profano intento por redimir los errores de mis labios.

Tenemos sangre suficiente para amarnos, y si octubre se compadece, 
su luna nos dará la bienvenida al bendito destierro de los amantes malditos.

Y que nuestras almas se condensen en gotas...
gotas frías que caen sobre un mármol esculpido por lo etéreo;
sobre nuestras figuras de piedra que la eternidad erosiona con su fúnebre aliento.

Y que los cuervos se posen en nuestros hombros
a mirar el sincero llanto de una noche que extraña al amor.
El amor que me robaste, sobre una cama de mármol,
cuando la noche gritaba abiertamente que había muerto el pudor.

L.D.

11 de abril de 2013

El buitre


El buitre

Efesio despertó luego de un largo sueño, aturdido y confundido en una habitación oscura. No lograba ver nada más que una tenue luz al otro extremo del lugar, casi imperceptible.

Mientras sus ojos se acostumbraban a la penumbra, se dio cuenta de que el suelo estaba mojado y el lugar hedía. El líquido en el suelo era algo espeso, no parecía agua y Efesio rogó al cielo por que esos fluidos fueran suyos.

Había un ruido muy leve que se perdía en los rincones, como de un suave aleteo, entonces, escuchó una voz desgarrada y senil...

8 de abril de 2013

Aquella noche en el bosque



Bosque nocturno

No puedo mentirte, aquella noche en el bosque fue inolvidable. La luna, el fuego, la libertad, la inutilidad de la ropa. Los fetiches y el embriagante exhibicionismo.

Los besos sobre tu espalda, tus besos en mi cuello y las mordidas abundantes. Líneas de sangre sobre la piel, la daga atravesando la carne y tu aullido absoluto. Mis ojos al cielo, el dique rompiéndose e inundando la tierra con la blanca savia del éxtasis.

El desfallecimiento, nuestras espaldas en el suelo y tu mirada perdida. El ligero vacío en el pecho que llega luego de romper tabús.

La culpa, el miedo, la excitación a causa del miedo. El tambor en mi pecho que no cesa. El deseo, la negación y el entregarse a lo inaceptable. Tu cuerpo que se enfría y mi lanza que se yergue de nuevo sin mi consentimiento. 

Me abalanzo sobre ti con desesperación, te muerdo los labios. Es incluso mejor que antes, me hincho hasta el punto del dolor. Tu carne en mis uñas, las laceraciones, el secreto. El altar que levanté en aquel lugar al darme cuenta de que te amo más ahora.

L.D.

1 de abril de 2013

La sirena

Dedicado al amor de mi vida...



La sirena

Él la vio a lo lejos, majestuosa, posando a la orilla de la playa como si supiera que la mira por el catalejos. Su balsa se mece sobre las últimas olas de la tarde y la pierde de vista. Ésa fue la primera vez que la vio y aún la recuerda, con su torso desnudo y su cabello que cae sobre su espalda. Esos perfectos trazos de su pecho que ocultan de manera sorprendente esas suaves hendiduras sobre sus costillas con las que sobrevive bajo el mar. Su cola era tornasol, como de diamante, brillante e hipnótica y su cara albergaba dos hermosos lagos oscuros que lo miraban a través de la lente. Pensó que alucinaba.